El encarecimiento de la financiación ha hecho que se firmen menos hipotecas y disminuir el número de compraventas, pero los precios de momento se mantienen. Pero, ¿que pasará en los próximos meses?
Mi opinión parte de que no se debe generalizar. Que sube o baje un valor estadístico no debe ser la única cuestión a tener en cuenta, hay que analizar más a fondo, ya que el mercado inmobiliario es muy local, depende de la ubicación, de la tipología de inmueble, de rango de precios... por eso yo veo clara una diferencia entre la vivienda destinada a inversión y la destinada a vivienda habitual.
La demanda de vivienda como inversión, dispone de capital y no requiere de financiación o al menos no tanta, por lo que, la subida de tipos no le afecta o le afecta muy poco. Los extranjeros que compran vivienda en Valencia son un ejemplo. Con sus sueldos, el mercado residencial en Valencia sigue siendo atractivo.
Así lo demuestra un reciente estudio de la Asociación de Empresas Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval), donde se refleja que del total de compraventas que se realizaron como inversión los extranjeros coparon el 70,1% de las transacciones, el 36,1% de los compradores fueron de países no miembros de la UE, frente al 34% que eran comunitarios, mientras que el 29,8% fueron nacionales.
Entre la ingente demanda de alquiler: nómadas digitales, jóvenes con “sueldos de aquí” que no pueden comprar, las hordas de estudiantes universitarios foráneos, y las complicaciones del alquiler turístico, el precio del alquiler de habitaciones en Valencia está por las nubes, hasta los 600.-€ en algunas zonas.
Así que se están comprando inmuebles de entre 140-180 metros cuadrados que se dividen en 4,5,6 habitaciones, a 400-600 euros al mes. Renta bruta y brutal: más de 2.000 euros.